Canción de la Araucaria

por Ricardo Aldana


Para Mariana Carreño King

No hay respuestas en los sueños y tampoco en lo que escribo.
No existe nada, y lo que existe parece decir adiós siempre
a todas horas.
(Me sacas el corazón a puñetazos, y sólo eres un sueño.)
Porque nada existe, es difícil escribir, aun pensarlo
es imposible.

En las noches, en la fiebre loca que todo lo devora, llegas.
Llegas en las noches y me asaltas en el sueño con las alas azules
de mariposa en lo oscuro que se inventa.
Llegas, y yo escribo en lo profundo imaginando soledades,
Porque nada existe en lo profundo, sólo lo que escribo para verte
Cuando llegas envuelta en el misterio de tus manos
azules o inventadas.

En lo profundo de lo que nadie dice, llegas a grandes saltos
Disfrazada de palabras, y ya presiento tu partida,
que es como decir mi nombre
que es como decir, decir,
decir noche en lo profundo.

¿Cómo detenerme y detenerte? ¿Por qué esta angustia cuando vienes,
Ah, siempre de noche, y al acercarme ver que ya te has ido?

Corres inasible, y ésa es la palabra que me marca y reconoce.
Corres, escapas, vuelas Mariposa con tus alas
azules o inventadas.

¿De quién es este sueño y la boca joven de esta noche?
Si morir es recordar, ¿quién habrá de despertarnos?

Otras veces llega el día y tú no has partido.
Permaneces como un deseo que nunca se termina.
Y mi vida ya no es mi vida, mis manos no son más mis manos.

A la luz del día tienes otra cara que es la misma de siempre,
Una voz de juventud que se persigue por mi cuerpo
Y me recuerda la imposibilidad final de tu existencia:
Ah, eres tú otra vez, recuerdo del infinito, boca del Sueño.
Eres tú y estás aquí en el verde inacabable,
En el blanco azul del mundo,
Y nunca te vas, no acabas jamás de abrir tus alas:
Te cumples en la antigüedad de mis brazos
Que como ramas de un árbol viejo
Son sombras aliadas al Recuerdo;
Te cumples en todo momento, enredando tu nombre persistente
sobre el tronco añejo de mis días.


Derechos Reservados. Copyright, Péndulo 1995. México.