Un canto para los navegantes

por Andrés Ramírez


All men will be sailors then
until the sea shall free them.
Leonard Cohen

ODA AL NAVEGANTE

Decidí cederme a las palabras.
Cederme ante ti, loca, y colocar mi corona de espinas en tu rezago.

Ahora me rindo a tus pies,
ante la tempestad que arrastras con cada beso.
Y te beso, sí,
desde el corazón de la tierra hasta el fondo del infierno.

Ahora ni me encuentro ni me busco:
ando y ando, poseído por una enfermedad que me dicen es mortal.
Vengo y doy cada instante de mi figura,
ahora y con este pobre cuerpo,
triste porque se escuchen y digan bien estas palabras.

Me decido hablando de tu querer, perdido, loco.

Me abro a cada corazón que me llama por mi nombre,
y decido mi palabra con cada caricia,
con tus senos firmes y tus caderas sorprendidas.
Te decido adentro, bien adentro,
llorando y empujándote hasta el fondo mi amor.

No me importa. Hoy sólo puedo reír y esperar que tu cuerpo me arrumbe.

Me voy enfermo, con tu amor y tus fantasmas,
y con la esperanza de abrir la noche con cada uno de mis dedos.


Derechos Reservados. Copyright, Péndulo 1995. México.