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Poesia Del crepúsculo y los decapitados (Indice)

por Daniel Mir (Febrero, 1996)


ESTRELLA MADRE (1993)

Edición hecha a partir de Estrella Madre y los días urbanos (Num. 152 de la colección La hoja murmurante; edición de La tinta de Alcatraz en coedición con la Comisión General de Comunicación Social del Estado de México, Toluca, 1993.)

LA CASONA DE COYOACÁN

A diario emigran los pájaros tímidos en los árboles, de copa en copa hasta llegar a la que bien pudiera ser la imagen de la hacienda, oculta por el tiempo en un callejón más poético que muchos otros, no sólo por su nombre evocador de ³ Salvador Novo² sino por estar atrapado dentro de mi memoria. Lo que primero diviso, la veintena de pájaros que sobresale de sus muros tan altos. Después busco casi con desesperación la puerta de acceso, camino cinco, diez, quince pasos... no termina. Al fin, con gran alivio, encuentro la puerta solicitada y lo entiendo... CASA LA ESCONDIDA.
Del otro lado la niebla de humo invade Miguel Ángel de Quevedo.


TENGO EN MIS OJOS EL COSMOS

Más pequeño aun que mi polvo
me pierdo en los inmensos arenales del desierto,
en donde la noche alumbra.
Luna hija de estrellas la menor de todas.
Porción del universo.
A un mismo tiempo,
tengo en los ojos el cosmos.


DESEO DE ARIADNA

Te asustó el soliloquio de mi memoria
se hundía.
La tierra comenzó a brotar fría en ti misma.
Intentó crear tu sombra.

Era mañana,
rugió el Sol,
buscaba la respuesta que perdías
(Te atrapaba)
mientras hacia el poniente
huía por siempre la luz.
Al observar al prófugo tiempo le desconociste
­ exilio del pensamiento ­
el mundo caía en tus brazos.
Al retener tu vista herías a rasguños.
La lucha fue inútil,
se oía el último canto marino.


EL ANDAR FUGAZ

Tú eres aire que abandona el cielo
­ decían que el pájaro es libre ­.
Te fijaste al universo para no caer;
al conquistarlo yo era un astro más en tu galaxia.
Te apropiaste del cosmos;
sujetos tenías los recuerdos que hacen las horas,
los días y el olvido de los años.
Espuma marina
no dices nada
navegan tus deseos, timoneas
y crecemos mientras se adentra nuestra barca por tu mundo.
Estabas sentada en la orilla,
caí en tu pensamiento de sirena,
aprisionado,
deshiciste el nudo violento que libera las pasiones
y libre caminaste.


RETORNO

Eras recuerdo de viento,
nube volátil,
entre todo.
Crujiste por el mundo,
me temblaste.
Si hablara tu voz...

Ruptura del tiempo,
ahí estas,
aura que espera a su pasado.
Inicia el final.

No fuiste perpetua,
pues era tu camino el que corría.


RECONOCER AL AMOR

Oscurezco en mis días,
veo entonces al cielo,
reconozco al amor que se eleva, casi inalcanzable,
creo a veces tocarlo y desvanezco en la esperanza.
Aún en mi resurrección
busco con la memoria
un beso descubierto.
Después recorro tu rostro,
luego duermo.


ESTAMPA DE PLATA

Cuando despierte en la vida.
Traspasa el espejo de mi alma,
nútrelo con la tuya y aparéalo.
Intenta alcanzar universos
­ filatelia de ideas ­.
Viaja con todo.
Sola, sigue mi sombra;
Eras lumbre y yo vacío.
Esfera gigantesca.
Ingreso a la salida y escapo del laberinto,
tu hilo sólo me pudo hacer más lejano.
Espera.


BOCA

Dudé sólo un momento de tu palabra,
de que tu boca
no se estuviese abriendo
hueca,
de que no estuviera dando
círculos sordos,
Y entonces vi,
en la vaguedad del susurro,
el reflejo del cosmos,
la longitud del infinito,
la luz hueca de tu presencia.


OJOS

Ventana del universo circunscrito,
idilio mental de las utopías permanentes,
registro del eterno cambio,
llama que el cosmos enciende.
Esferas mágicas
que idealizan el mundo que les toca.
Espejo del deseo
a los entrelazados ojos.


ANTE LOS DÍAS URBANOS

Camino frente a los días urbanos,
en ellos caigo al mundo que inocuo me envuelve.
Los instantes se adolecen por la luz,
y en la pedacería de la urbe adormecida
hay miradas fortuitas,
vestigios de placeres dominicales.


LOS DÍAS URBANOS

I

Ciudad vacía
inundada de cemento,
galope de humo.

Huyo hacia adentro,
busco del todo una salida.
El caos comienza y revolotea.

Feria chica.
Luces sobrepuestas entre los hombres,
hombre perdido en la noche eterna.

II

Peñasco diario
desgasto con mis pasos constantes...
Cuerpo de urbe,
pasillos finitos,
monótonos.
El camino de siempre.

III

Crece y se desvirtúa,
callejón empedrado,
bachado en su grandeza.

Piedra perdida.
Sobre ella las baldosas,
manantial de cemento.

IV
(INDESCRIPTIBLE SOLEDAD)

Me ha de guardar la ciudad.
A veces me traga,
otras me oculta
mientras empequeñezco.

En mi propio mundo salto y grito.
entonces se nubla el Macromundo,
se abren mis ojos,
al tiempo que desaparezco.

V

Sombra de las profundidades,
el quebrar de las olas en la gran ciudad
deja huecas las palabras del Ser
y camina sobre su abismo,
estrecho en los días oscuros.
Se sumerge en una maquinaria majestuosa
y se embona.

VI

Ojos que incendian al mundo
clandestinos navegan tu alma
y escoltándola la descubren.
En los montes desconocidos se aprisionan,
poseedores de la faz desnuda
se eclipsan ante un negro abismo.

VII

HE VUELTO
Estuve lejos,
dos paredes me envolvían
y más allá
un canto mudo...
Tú gritaste desde lo más profundo,
fue mi recuerdo.
Estuve dentro de mi propia mente.

Me llamaste.
En el momento tiré mis sueños,
dejaron un humo de blanca ausencia
al consumirse.
Se fue alma errante,
cuando me dejaste solo
y despierto.


FUEGO POR LA BELLEZA

I

Vuelas por mi mente
y la encuentras.
Vuelves a tu imagen perfecta.
La inocencia que posees
se filtra, te transparenta.
Fuego de la belleza unificada
alumbra mi ser.
(No puedo luchar contra el viento)
Tú lo raptas en su ebriedad
lo sometes,
lo embelesas.

II

Vas por el viaje infinito,
no regresas.
Te transpones en el tiempo
­ entre el cielo­.
buscas un retorno y te alejas.
En la vereda otoñal
tú recoges las hojas que inundaron tus ojos algún día.
Adelantas el camino y lo olvidas.
Endureces en recuerdos
mientras sigues tu marcha.


EXTINCIÓN TANGIBLE

No puedes evitar el aire
ni detener el tiempo
o fabricar el mundo.

Extinción de lo tangible,
ubicación de tu universo
en que hallas tus cielos e infiernos.

Sólo puedes creer en tu pequeñez de gigante,
mientras tus dudas aumentan.
Incursionar en la melodía eterna en que eres fusa.
Tan sólo eres elemento de materia amorfa, evolutiva, mutable.

Vas por tu odisea momentánea
que vives siempre,
igual dormido que despierto,
igual vivo que dormido
en un sueño permanente,
depuración de lo terreno.
Has entonces de recogerlo todo
antes de marchar, sin nada,
al oasis perdido.
(Y tus átomos viajan inevitables por el aire).


ESTRELLA MADRE

I

Bueno, al tiempo
quiero doblarle,
guardarlo,
viajar con él,
dejarme caer luego sobre un brilloso olvido
que escape a la órbita rutinaria
de los planetas alumbrados por la estrella Madre.

Olvido, instante cercano,
momento volátil
que oculta el vacío.
Mente atrapada en todos los tiempos.

II

Evocación prematura.
En el tapiz de los astros,
profecías incalculables labran los sueños.
En la ausencia de la luz
sueño de la muerte,
descanso vital,
círculo acromático.


NAVEGACIÓN

I

Constante roce marino.
Tú, sirena.

Libres las olas van,
regresan.
Caminé a la orilla
tras que el aire elevó la hoja
que intenté atrapar.
Caí profundamente,
tú me atrapaste
mientras dormías
entre sueños.

II

Es suave el viento en que viro,
con un aletear poco constante
paulatinamente levanto la mirada
y la sostengo firme, trato con ella
de abrir el universo, mas parpadeo
y bruscamente siego al tiempo
que se entrelaza.

III

Navega por tinieblas y lo que siente es
el vacío. Encuentra en su buscar ignoto
una meta, desespera.
En su terrible bifurcación halla ideales
vanos cubiertos de hechos.
Continua sucesión, la que recorre,
tambalea, mientras surca.


CAÍDA DE AGUA

Perdona que sea caída de agua
que escapa un instante,
no permanece.
Arrincona los momentos a su paso
y arrastra un suspenso.
Retorna al río,
en su caudal fino
se dispersa,
y no llega nunca a la meta,
ni encuentra su origen.


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