Las Noches Fiadas (II), por Jordán Estevan
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Punta de Lanza Poesia Narrativa Teatro Entrevista Ensayo


Teatro Las Noches Fiadas (Prólogo y Personajes, I, III, IV)

por Jordán Estevan (Marzo, 1995)


CUADRO SEGUNDO (II)

UNA SALA PEQUEÑA Y MODESTA: EN EL LATERAL DERECHO, UNAPUERTA QUE DA A LA CALLE. DE ESE MISMO LADO HACIA EL CENTRO UNSOFA LOVE SEAT CON DOS SILLONES Y UNA MESITA CONFORMANEL JUEGO DE SALA. ARRIBA IZQUIERDA, UNA MESA DE COMEDOR CON CUATROSILLAS; SOBRE LA MESA DOS BOTELLAS DE VINO, VARIOS REFRESCOS DECOLA, CIGARROS, CERILLOS, BOTANAS Y TRES CUBAS SERVIDAS. AL CENTRO,ARRIBA, UNA PUERTA QUE DA A LA RECÁMARA; DEL LADO IZQUIERDODE ÉSTA, UNA MESITA DE PARED CON UN TELÉFONO, ARRIBASOBRE LA PARED EL CUADRO DE UN PAISAJE COMÚN. SOBRE ELLATERAL IZQUIERDO, LA PUERTA QUE CONDUCE A LA COCINA. AL LADODERECHO DE LA RECÁMARA, UN PEQUEÑO LIBRERO CON VARIOSVOLÚMENES Y ALGUNAS ESCULTURAS BARATAS EN LAS PARTES DONDENO HAY LIBROS. DEL INTERIOR DE LA RECÁMARA SE ESCUCHA ELRUIDO DE ALGUIEN QUE VOMITA, SEGUNDOS DESPUÉS SALE EL HUESOSEMPUJANDO AL HOMBRE DE LA ESCENA FINAL.

Hombre:    ¡Espérame! (SE PARA Y VOLTEA) ¡mira nada               más! Con lo que me cuesta mantener mi casa             limpia para que tu amigo venga y se vomite             tan campante.                               El         ¡Ya, ya! no la hagas cardiaca, ni que se    Huesos:    estuviera guacareando en la cama.           Hombre:    Pues no, pero como el baño está en mi                  recámara, ¡me la va apestar!                El         ¡Uy uy uy!, ¿muy acá? Bájale, después lo    Huesos:    lavas y ya... ¿o qué? vente vamos a                    chupar, ten, siéntate. (LE DA UNA CUBA, EL             TOMA OTRA Y SE DIRIGE A LA PUERTA DE LA                RECÁMARA) ¡Bolas! ¡Avienta todo porque                 aquí tenemos alcohol para un buen raund                carnal!.                                    Hombre:    (SE LE QUEDA MIRANDO LASCIVO) Si no fuera              por ese cuerpo que tienes, no los                      aguantaría, son ustedes tan corrientes,                que hasta dan toques.                       El         Usted no la haga de tos, (AMENAZANTE) ¡Y    Huesos:    no te quieras pasar de vivo ése, porque si             no vale madres todo, me cai!                Hombre:    ¿Y ahora qué mosca te picó?                 El         Nel, yo nomás te digo, llévatela suave.     Huesos:                                                Hombre:    Pero papá, ahora si que no capisco ¿De qué             me hablas?                                  El         No capisco, ¡te haces pendejo! ¿Quieres     Huesos:    que te lo diga?                             Hombre:    Por favor, porque no me gusta nada como me             miras, te prefiero amoroso.                 El         Te me estás saliendo del carril carnal, no  Huesos:    me gustó como me llegaste cuando estaba                con El Bolas, ya te había dicho que entre              tú y yo acá, pero no delante de mis cuates             ése, y la regaste delante del Bolas,                   llegaste muy mamoncito y eso conmigo no                va. ¿La agarras? enfrente de mis cuates no             güey ¿eh? paso ésta porque El Bolas es                 chido...                                    Hombre:    ¡Tú tienes la culpa! para que aprendas a               no dejarme plantado.                        El         (INTERRUMPIENDOLO) ¡Ni madre! yo te dije    Huesos:    que venía, y te dije; te voy a traer un                chavo como a ti te gustan, y te lo traje               pero te adelantaste. ¿A qué? ¡A regarla,               nada más a eso!                             Hombre:    ¡No no no!, discúlpame Celestino pero                  quedamos a las nueve, y desde esa hora te              estuve esperando a ver a que horas se te               hinchaban para venir.                       El         ¡Bueno ya! A la hora que sea hijo, pero yo  Huesos:    cumplo mi palabra, en eso estuvimos de                 acuerdo cuando hicimos nuestro trato, que              cada quien se iba a poner con lo suyo, ¿y              qué?                                        Hombre:    (HACIÉNDOSE DESENTENDIDO) ¿Y que de qué,               es bronca?                                  El         ¡No te hagas güey! que no has cumplido.     Huesos:                                                Hombre:    (PÍCARAMENTE) ¡A cómo no! si yo siempre                cumplo bien, ¿qué no te he cumplido a tu               gusto, eh?                                  El         Te estoy hablando de mi lana, no le         Huesos:    juegues, las noches que me debes, las del              sábado y domingo pasados, primero cúmpleme             con eso hijo.                               Hombre     Acuérdate Celestino que quedamos en que                las noches que dices, te las pagaría en mi             próxima quincena.                           El         ¡Ni madre qué!                              Huesos:                                                Hombre:    ¡Ah no sí! Porque con el dinero que tenía              les iba a hacer la cena a ustedes ¿con qué             crees que compré esas botellas?             El         Pa lo que sirvió tu pinche cena, El Bolas   Huesos:    ya te la está regresando, al rato voy yo.   Hombre:    ¿Pues no dijeron que estaba muy rica?                  hasta yo me lo creí, con eso de que ni los             huesos dejaron.                             El         ¡Chale! ni que fuéramos qué; bueno, por lo  Huesos:    pronto llévatela suave, y delante de mis               cuates ya sabes acá, chitón. Y ahorita con             El Bolas vas a ver que chido y en la                   quincena te pones bonito con la feria,                 aquí no ha pasado nada ¿okey?               Hombre:    Okey Celestino okey, eres un cabroncito                bien hecho ¿eh?                             El         Pero católico mi rey ¿o qué?                Huesos:                                                Hombre:    Con razón estás tan pervertido, de seguro              fuiste monaguillo.                          El         Simón ya sabes, no hay cuete. (EN ESTE      Huesos:    MOMENTO APARECE EL BOLAS UN TANTO                      DEMACRADO)                                  El Bolas:  ¿Qué onda ése mi Huesos?                    El         ¿Qué pasó carnal? ¿Ya te alivianaste?       Huesos:    Porque yo apenas estoy entrando en calor.                                                          El Bolas:  Nel pues más o menos, ahorita ya aventé                todo lo que me había chupado allá con el               Eustaquio.                                  Hombre:    ¿Quieres un alka seltzer?                   El         Como le vas a dar eso, ¡no te la jales! Lo  Huesos:    que necesita es una cuba bien cargada pa               que se le asiente el estómago, ten Bolas               yo te la preparé échatela  de un jalón pa              que agarres color.                          El Bolas:  ¡Uta hijo! la voy a volver, pero no hay                tos.                                        El         Nel no vuelves nada, te la tomas y agarras  Huesos:    otra vez tu avión, neta.                    Hombre:    ¿Estás seguro que así se va a sentir                   mejor?                                      El         Simón, yo así le hago cuando me pasa lo     Huesos:    mismo. Tómatela Bolas ¡Llégale hijín!       El Bolas:  Sale pues, a ver que pedo, ¡ahí va! (TOMA              EL VASO RÁPIDAMENTE, LO TERMINA, LUEGO                 HACE UN ESFUERZO POR NO VOMITARLO) ¡Augh               uta madres!                                 El         (MIENTRAS LE DA MASAJE EN EL VIENTRE)       huesos:    Aguántalo, orita se te pasa carnal,                    aguántalo, sí lo aguantas ya la hiciste,               me cae.                                     Hombre:    Qué bárbaro, cómo te atreves a hacerle                 eso.                                        El         Tú que sabes hijo, usted nomás vea como     huesos:    nos alivianamos los chidos, ¿ya te asentó              hijín?                                      El bolas:  ¡Cincho carnal! me cai que ya estoy                    agarrando carril, la neta que hasta siento             las tripas calientitas.                     Hombre:    Qué bueno, y como aquí no ha pasado nada,              que siga la fiesta, para que pase lo que               tenga que pasar.                            

Hombre:    Sirve las cubas Celestino, porque se me                hace tarde.                                 El         !A güevo¡ pásame tu vaso, vente Bolas,      Huesos:    para servirnos a nuestra medida ¿o no?      Hombre:    Sírvanse como gusten, pero la mía la                   quiero suave, mientras voy a poner música              a mi recámara, porque los enchufes de la               sala no sirven.                             El         ¿Sabes qué? ponte unas rolas acá suaves,    Huesos:    para estar chido.                           El Bolas:  (SIRVIÉNDOSE) ¿Qué onda con este pinche                ruco, Huesos? me cae que yo no sé qué pedo             todavía.                                    El         Tú aguanta carnal, la onda está en bajarle  Huesos:    una feria y chuparnos éste pomo.            El Bolas:  ¿Tú crees que suelte la lana? a mí me da               mala espina no sé porque hijo, neta que se             ve tacañón.                                 El         Nel sí la suelta, yo lo conozco desde hace  Huesos:    un rato, nomás hay que llenarle su                     jarrito. ¿Sabes qué? como a ti te acaba de             conocer, va a querer que seas el primero,              tú nomás tranquilo y no hagas iris, ya                 quedó de darme la pachocha, yo después te              doy tu parte.                               El Bolas:  Simón no hay cuete, pero ¿cuanto nos va a              dar?                                                   (SE ESCUCHA MÚSICA MODERNA EN LA RECAMARA)  El         Nel, pues no me dijo cuanto, pero me cae    Huesos:    que a mí siempre me aliviana bien, lo que              me dé, ya sabes, vamos por mi tía.          El Bolas:  Sale, nomás no me vayas a transar pinche               Huesos.                                     El         ¡Uy ése! ¿cuanto te ha transado hijo?       Huesos:                                                El Bolas:  ¿Te digo cuándo carnal?                     El         A ver ¿cuándo cabrón?                       Huesos:                                                El Bolas:  Nunca hijín, es un decir, no hay tos. Yo               sé que tú siempre eres el que consigue                 todas nuestras movidas, ¡salucita!          Hombre:    (SALIENDO DE LA RECAMARA) Ya está, no                  hallaba ese casset, ¿cual es la mía?        El         Esta... oye esa no es la música que te      Huesos:    dije que pusieras.                          Hombre:    Es que la música suave es para más tarde               Celestino. No seas ansioso, además ¿qué no             te gusta la que puse?                       El                                                     Huesos:    Simón, a mí me gusta de tocho morocho.                                                             Hombre:    Bueno, pues con esto ambientamos la                    reunión mientras tomamos una copa; luego               en su momento viene la música suave,                   romántica, lo adecuado en estos casos, ya              se sabe.                                    El         Nel, pues como quieras, a mí las baladas    Huesos:    cuando ya ando medio acá, me prenden                   chido. Pero no hay fijón, salud.            El Bolas:  Yo me voy a a echar un hidalgo más, porque             con la guacara se me bajo el avión, ésos.   El         Tú llégale a tu vicio. (EL BOLAS APURA SU   Huesos:    VASO Y VA A LA MESA A SERVIRSE OTRA VEZ)    Hombre:    Oye Celestino,.. creo que tienes razón,                sí.                                         El         ¿Por qué? ¿qué onda?                        Huesos:                                                Hombre:    (MIRANDO AL BOLAS Y CON VOZ EXCITANTE) Que             de una vez pongo la música suave, las                  baladas ¿no crees?                          El         ¿Ya tan pronto?                             Huesos:                                                Hombre:    Sí, es que yo mañana tengo que trabajar                temprano, ustedes aquí la pueden seguir                hasta en la mañana cuando yo me vaya, por              eso no hay problema.                        El         Okey, entonces cambia tu música, mientras   Huesos:    yo le digo a estrella, órale. ¡Bolas! (EL              HOMBRE ENTRA EN LA RECAMARA)                El Bolas:  ¿Qué onda ése?                              El         Lo que te dije carnal, ¡a lo que te truje   Huesos:    chencha! sobres hijo, ya sabes, mita y                 mita.                                       El Bolas:  ¿Ya güey? deja me tomo ésta, (LO HACE) y               me sirvo la ostra pa entrar en caliente y              ni se siente.                               El         Llégale, nomás no me falles hijo, ya te     Huesos:    veo medio borroso otra vez, luego me vas a             salir con que nomás no paraguas ¿eh?        El Bolas:  ¡Cómo de que ño! Si hasta tirantes le                  pongo.                                      El         (MIENTRAS SE ESCUCHA LA MÚSICA) A mí ponme  Huesos:    una hermana hijo, con eso me conformo.      El Bolas:  Nada mas tengo una que  me cuelga de                   campana.                                    El         ¡Bueno ya!, déjate de albures.              Huesos:                                                Hombre:    (APARECE EN EL MARCO DE LA PUERTA, LLEVA               PUESTA UNA PIJAMA ROJA) ¿Contento                      Celestino? Ahí esta la música suavecita                que querías.  Bolas, ven, te voy a                     bautizar papi, hoy seré tu madrina,                    mientras tu amigo Huesos queda en la lista             negra de espera.  (PAUSA) ¿Vienes o voy?    El Bolas:  Ahí voy, mientras acomódate. (El HOMBRE                ENTRA A LA RECAMARA) ¿Puta ése! está                   desatado, ¿lo viste? Pinche ruco, ¡que                 loco me cai!                                El         ¡Sobres pues! Dale su amansa locos carnal   Huesos:                                                El Bolas:  Simón no hay pedo. (TERMINA SU CUBA Y VA               HACÍA LA RECAMARA, SE DETIENE EN EL MARCO              DE LA PUERTA) ¡Huesos! prepárame una bién              cargada para cuando termine, ¡como regalo              de bautismo hijín!                          El         ¡Sale ahorita! (EL BOLAS ENTRA, EL HUESOS   Huesos:    SE LEVANTA Y VA A LA MESA, UN POCO                     TAMBALEÁNDOSE, SIRVE DOS CUBAS, UNA LA                 DEJA SOBRE LA MESA. LUEGO SE DIRIGE A LA               RECAMARA PARA ATISBAR POR LA CERRADURA;                SONRÍE. VE EL TELÉFONO QUE ESTÁ SOBRE LA               MESITA AL LADO IZQUIERDO DE LA PUERTA, LO              DESCUELGA Y MARCA) ¡Bueno!... ¿A dónde                 ha... ¡quiubo pinche Taquio! ¿Qué onda                 carnal?... ¿Cómo estás?... ¿Las qué?...                ¿La una y qué?...   Es temprano, oye ¿qué              pasó con El Pancho, ya lo mandaste a su                casa?... ¿Qué? ¿Dormido contigo? mira que              pronto se "cogieron cariño"... ¿eh? Aquí               en la casa de un colega tuyo, ¿oye sabes               qué? ¿Cómo te sientes con El Pancho                    ahí?...¡Vientos Eustaquio! Entonces en la              mañana paso por mi primer cincuentón...                ¿Qué?..., de la tienda hijo... ¿eh?...,                súbele el precio a los frijoles... nel, yo             sé que los consigues... o te quito al                  Pancho me cae... ¿Qué cómo? ¡Uta eso es lo             que sobra!... Ya sabes los cincuenta y                 unas chelas pa curármela en la mañana...               órale, simón, sale.                                    (EL HUESOS CUELGA, EN ESTE MOMENTO SE                  ESCUCHAN GOLPES Y GRITOS EN LA RECAMARA,               EL HOMBRE SALE CORRIENDO HASTA LA SALA,                LLEVA PUESTO SOLO EL PANTALON DE LA                    PIJAMA, LO SIGUE EL BOLAS CON EL TORSO                 DESNUDO TAMBIÉN Y LA CAMISA EN LA MANO)     

El Bolas:  (FURIOSO) ¡Ayúdame Huesos!, ora sí ya                  valió madres esto.                          El         ¿Qué pedo traen? No capisco, ¿qué pasó      Huesos:    Bolas?                                      El Bolas:  Ora sí me vas a hacer el paro pinche                   Huesos, ¿ora sí tengo la razón me cai!      Hombre:    ¿Defiéndame Celestino! ¡Están en mi casa!              ¡Acuérdate!                                 El         ¿Qué onda? Espérate Bolas. (El HOMBRE SE    Huesos:    COLOCA ATRÁS DE EL HUESOS) ¿Cual es la                 bronca ésos?                                El Bolas:  No te vayas a culiar Huesos, porque me cae             de a madre que tú y yo como cuates hasta               aquí la hicimos, neta.                      Hombre:    ¡No le hagas caso! Están en mi casa                    Celestino, no le hagas caso, acuérdate.     El         ¡Bueno ya! Di qué pedo pasó Bolas.          Huesos:                                                El Bolas:  Este güey se quiso pasar de listo hijo, me             quiso... se me quiso voltiar, ¡me pico con             sus putas manos! Dejame madrearlo Huesos               me cai, pa que se eduque carnal, neta.                                                             El         Simón hijin, pero espérate tantito Bolas,   Huesos:    calmado.                                    Hombre:    ¡Tú no puedes hacerme eso Celestino! ¿No               eres...                                     El         Tranquilo mí rey, tranquilo, ahorita lo     Huesos:    arreglamos, no se me desespere. (El HUESOS             LO COGE FUERTEMENTE DE LOS BRAZOS) La                  cagaste hijo, ¿no te das cuenta? No estás              en tu día, lo que es hoy, ya regaste mucho             el tepache ¿eh?                             Hombre:    ¿Óyeme Celestino! ¡Tú no vas ayudarle a                que me pegue, no puedes hacerme eso!        El Bolas:  Deténmelo hijo, mientras me desquito                   chingón.                                    El         ¡Nel, nel! calmado hijin, déjame llegar a   Huesos:    un arreglo.                                 El Bolas:  ¡Ni madre! ya te lo dije pinche Huesos,                aquí la cortamos me cai.                    El         (COLOCANDO AL HOMBRE FRENTE AL BOLAS)       Huesos:    ¡Bueno va! Llégale hijo, desquítate, pero              no muy duro.                                Hombre:    ¡No Celestino! no lo hagas porque te vas               a... (EL BOLAS LE PEGA VARIOS GOLPES EN LA             CARA Y ABDOMEN. LUEGO EL HUESOS QUE LO                 SOSTIENE POR LA ESPALDA LO SACA DEL                    ALCANCE DE EL BOLAS RÁPIDAMENTE).           El         ¡Ya, ya estuvo Bolas! no seas picado ése,   Huesos:    ya te desquitaste ¿no? Calmado.             Hombre:    (MIENTRAS EL HUESOS LO ACOMODA EN UN                   SILLÓN) Eres un hijo de la chingada                    Celestino, pero esto no se va a quedar                 así, van a ver.                             El         ¿Por qué? Después de que tú eres el que la  Huesos:    riega todavía me la haces de bronca a mí,              te lo quité ¿no? Si no es por mí todavía               te estaría dando hasta por las orejas, es              más... ¡Bolas síguele! yo ya no me meto,               me cai.                                     Hombre:    ¡No Celestino! ¡Ya no por favor!            El         ¿A verdad güey? Ya Bolas, llégale a tu      Huesos:    cuba para que te calmes, y tú ya no la                 hagas de tos, la regaste con El Bolas, se              desquitó. Ya están a mano, no hay cuete,               ahora chóquenla como amigos.                Hombre:    ¡Ahora sí que nada más eso me faltaba¡                 Después de que me golpea y encima quieres              qué...¡Que poca tienes, eh!                 El         Porque tú tuviste la culpa hijo ¿o no?      Huesos:                                                Hombre:    Tal vez sí, pero como quieres que yo le...  El         ¡No hay tos ése! Yo sé lo que te digo,      Huesos:    házme caso órale, Bolas dale la mano,                  hijín, pa que vea que eres cuaderno.        El Bolas:  ¡Ni madre! Primero que me pida perdón, y               se le doy me cae.                           El         No mames pinche Bolas, sí ya te lo          Huesos:    madreaste.                                  Hombre:    Vaya, vaya, veamos. (CAMBIANDO DE ACTITUD)             Está bien Celestino, yo la regué, lo                   acepto, Bolas discúlpame, te prometo que               si vamos a ser amigos no volveremos a                  tener problemas, y ahora para que veas que             no te guardo ningún rencor, espérame                   tantito. (ENTRA EN LA RECAMARA)             El Bolas:  ¡Puta! ¡Ahora qué va a hacer hijo? No vaya             a sacar fusca carnal.                       El         Nel hijo, no tiene, yo ya he registrado el  Huesos:    cantón no creas que soy muy confiado, es               buena onda este puñalón, tú nomás                      llévatela suave con él.                     Hombre:    (SALE DE LA RECÁMARA YA CON SU PIJAMA                  COMPLETA Y UN BILLETE DE CIEN PESOS EN LA              MANO) Mira ésto Bolas, como prueba de mi               amistad, toma.                              El         ¡Agárralo güey! ¿Qué te dije? éste cabrón   Huesos:    es chido, ¿o no Bolas?                      El Bolas:  Simón, (COGE EL BILLETE) gracias ése, aquí             están mis cinco dedos.                      Hombre:    Aquí está la mía. Bueno, ahora que ya no               hay malentendidos, voy a poner música y a              servirles unas cubas, ¿les parece bien?     El Bolas:  Yo las sirvo, por eso no hay fijón.         Hombre:    No no no, yo se las preparo, ustedes                   mientras terminense la que tienen, voy a a             poner las baladas que te gustan Celestino.  El         Nel hijo, ¿sabes qué? pon la música que     Huesos:    quieras la que te guste, llégale.           Hombre:    Bueno, entonces permítanme tantito.                    (Entra a la recamara)                       El Bolas:  Ya tenemos ésta feria para mañana carnal.   El         Con eso vamos al menudo en la mañana para   Huesos:    alivianar la cruda, luego pasamos a la                 cantina "La morenita" con el Eustaquio por             unas chelas y una corta que me debe para               seguirla y a ver si nos jalamos a Pancho.   El Bolas:  Por lo pronto tenemos para pasarla a gusto             un buen rato mañana. (Se escucha música)    El         Qué onda, nos estamos adelantando, ahorita  Huesos:    es cuando hay que reventarse ¿o no?         El Bolas:  Cincho carnal, que locos.                   Hombre:    (LLEGANDO) ¿Listos? a ver pásenme sus                  vasos. (LOS TOMA VA Y LOS SIRVE A LA MESA)             A ver, cargadita para ustedes, y suave                 para mí...                                  El         Pasame los tabacos que estan en la mesa     Huesos:    hijo, aviéntamelos.                         Hombre:    No, mejor te los llevo, quiero ser buen                anfitrión, y ahorita les doy sus cubas,                ten. (EN EL MOMENTO QUE ELLOS ENCIENDEN                SUS CIGARRILLOS EL HOMBRE SACA DOS                     PASTILLAS DE LA BOLSA DE SU PIJAMA Y LAS               PONE EN LOS VASOS DE ELLOS ) Bueno, bueno,             creo que ahora sí podremos brindar como                verdaderos amigos, ¿no creen?               El Bolas:  Agüevo que sí, salud.                       El         Sale, salucita.                             Huesos:                                                Hombre:    Un momentito, les propongo un hidalgo en               nombre de nuestra amistad, le cae al que               deje algo ya se sabe, ¿salud! (TODOS BEBEN             HASTA EL FONDO)                             El         ¿Saben qué? ya me estoy sintiendo medio     Huesos:    acá, en estado sabrosón.                    El Bolas:  Yo ya ando pedo, pero pues bien , normal.   Hombre:    Bien, pásenme sus vasos para servir las                otras, pero esta vez las tomamos despacio,             como la gente ¿eh?... Digo como gente                  normal que somos.                           El         ¡Va! (LE ENTREGA EL VASO, LUEGO LO OBSERVA  Huesos:    POR UN INSTANTE DE MANERA SOSPECHOSA) Oye              hijo... ¿Por qué cambiaste?... No                      entiendo, ¿Por qué cambiaste de pronto con             El Bolas en buena onda?.. Eso es lo que no             ... no me late...                           Hombre:    Pero, ¿no era eso lo que querías                       Celestino?                                  El         Simón, pero ahorita lo pensé y se me hace   Huesos:    raro, porque te conozco y sé que eres                  durazno de perder, me cae.                  El Bolas:  Pero no hay tos Huesos, nosotros también               somos acá, machines ¿o qué no?              El         Cincho carnal, pero déjalo que me diga,     Huesos:    porque yo sé que algo se trae acá                      estrella.                                   Hombre:    Bueno, te tardaste poco Celestino, porque              a ti no se te va una, pero ya se te fue.               (PARA SÍ) Más bien al rato.                 El         Que te dije Bolas, a ver ¿qué onda ése?     Huesos:    escupe lupe, porque ese cambio no me pasó,             ¿le hablaste a la tira o qué pedo?          Hombre:    No Celestino, no llamé a nadie, puedes                 estar tranquilo. No los voy a meter al                 bote a ninguno.                             El Bolas:  (SIN ENTENDER) ¿Qué ondas Huesos?           El         (AL HOMBRE) ¿Entonces cuál es tu rollo,     Huesos:    hijo? tú tranquilo Bolas... ¿eh? ¿cuál?     Hombre:    Te lo voy a decir, creo que te da tiempo               de que me escuches, pero no quiero que me              interrumpas, sólo yo voy hablar para que               luego no digas que te engañé, quiero ser               derecho contigo, y también contigo. Me                 caen bien los dos machitos, por lo mismo               los voy a prevenir.                         El Bolas:  No entiendo nada, carnal. ¡Por qué es la               bronca?                                     El         Nel, pues que acá te quiere cobrar los      Huesos:    madrazos que le diste, pero todavía no sé              cómo, ése.                                  Hombre:    No papá, no has entendido, déjenme                     explicarles para que entiendan. En primera             no son los golpes, sino la propuesta que               le insinué al Bolas en la cama.             El         ¡Eso no tuvo madres, hijo! nosotros no      Huesos:    somos acá, ¡no mames!                       Hombre:    Ese fue mi error, pero ya no me                        interrumpan sino no van a escuchar todo lo             que les voy a decir ¿está bien?             El Bolas:  Neta que yo ya no sé qué pedo.              El         (ENCOLERIZADO) ¡Chingao, ya dinos qué onda  Huesos:    pues!                                       Hombre:    Así me recuerdas a mi papá, Celestino, era             igual que tú, con esos desplantes de macho             que tienen todos ustedes. Bueno, voy al                grano. Te decía que... pero, claro es que              tengo que empezar por él, te decía que te              le pareces, por eso lo recuerdo, y al                  hacerlo, con su imagen siempre viene la de             mi madre, agachada ante su presencia todo              el tiempo, es muy común, eso se sabe                   bastante.                                   El         ¿Y eso que tiene que ver con nosotros,      Huesos:    ése? no te la jales... ¿Cómo tu jefe? ¡Ni              lo conozco!                                 Hombre:    ¡No seas ansioso y déjame terminar! y lo               sabrás antes de que te duermas. ¡Y sí                  tiene que ver aunque no lo hayas conocido!             ¿Eh?                                        El Bolas:  (HABLANDO CON DIFICULTAD) ¡Huesos! ¿Qué...             qué onda?... Porque yo... ya... me siento              hasta... hasta... atrás.                    El         (SIN HACER CASO A EL BOLAS) ¿De que me      Huesos:    duerma? Ora sí ya no te entiendo, estoy                hasta "trasparente" pero no me duermo                  hijo, a ver explícame tu rollo.             Hombre:    No es mi rollo Huesos, el mío está bien                explicado, es el tuyo el que te quiero                 aclarar. Por eso le hice la propuesta a tu             amigo en mi cama. Debí suponer su reacción             y me hubiera ahorrado los golpes. En fin,              que no comprendieron que lo único que yo               quería era ayudarlos a encontrar su                    felicidad, el verdadero sentido de sus                 vidas.                                      El         ¡Uy uy uy, no mames! ¿pues de cuál fumaste  Huesos:    que ni color me di? (EN EL TRANSCURSO DEL              DIÁLOGO EL BOLAS SE HA QUEDADO DORMIDO Y               EL HUESOS SE IRÁ ABANDONANDO SOBRE EL                  SOFÁ, SIN PERDER EL CONOCIMIENTO DEL TODO              HASTA EL FINAL DEL ACTO).                   Hombre:    Sí, Celestino. ¡Huesos! Tú igual que mi                papá son muy machos, pero en el fondo                  iguales a mí. ¿Sabes por qué? Porque no                pueden tratar a las mujeres como seres                 humanos. No saben qué hacer con ellas                  cuando las tienen, sólo saben agredirlas.              Mi padre siempre jodió a mi mamá; la                   maltrataba, la golpeaba, la humillaba, y               ella ahí siempre callada. Lo lavaba, le                hacía de comer, lo curaba, que aguante                 ¿eh?, ya quisiera cualquier macho como                 ustedes aguantar la mitad de lo que una                mujer puede soportar. Y mi padre ahí se                imponía viéndola como su gata, su criada               (IRÓNICO) ¡No como la media naranja que                todos dicen buscar! ¡No! ¡qué va! A veces              me daba la impresión de que la odiaba. Son             tantos los recuerdos jodidos que tengo de              él sobre mi madre, que si hubo uno bueno,              los otros ya lo borraron. Sin embargo,                 conmigo nunca se metió, a mi siempre me                dejó al cuidado de ella, por eso todo el               tiempo me tocó verla llorar en silencio y              aguantar, ¡aguantar! ¡siempre aguantar!                por las cosas de un imbécil en las que                 ella no tenía la más mínima culpa. ¡Porque             ella no era culpable de que su macho no                supiera ser hombre! ¡No!... Y ser macho no             es ser hombre, Celestino. Ser macho es ser             como yo ¿sabes por qué? Porque a mí no me              gusta cohabitar con las mujeres, ni a los              machos tampoco. Por eso los que lo hacen               acaban por frustrar la vida de ellas para              siempre, porque viven en contradicción                 consigo mismos, y como consecuencia viven              tronando toda su puta vida. Por eso,                   Celestino, hoy te voy ayudar a que sanes               de ese mal, también al Bolas, para que ya              sepan a lo que le tiran los dos, a lo                  mejor hasta hacen pareja con el tiempo, y              de paso le salvamos la vida a dos mujeres.             Ven papi, te voy a curar por el placer de              hacer el bien.                              El         (YA CASI DORMIDO MIENTRAS EL HOMBRE LO      Huesos:    TOCA) ¡Estás... estás loco, ése! ¡Qué                  rollo te traes me cai!                      Hombre:    Les di una pastilla para dormir Huesos,                ¿me oyes? los voy a bautizar, sólo que                 ahora soy el padrino, porque la madrina                está dormida. Les voy a dar sus enchiladas             de olla como el banquete de bautizo. (EL               HUESOS DA UN LIGERO BRINCO TRATANDO DE                 SAFARSE PERO LAS FUERZAS LO ABANDONAN. EL              HOMBRE LE DESABROCHA EL PANTALÓN                       SONRIENDO).                                 El         ¡Vete a la chingaaa...!                     Huesos:                                                Hombre:    Ven Huesitos, hoy va a cambiar tu vida,                desde ahora comerás tu arroz con leche y               tu coca cola hervida. Hasta en verso me                salió papi. ¡Y ahora en el nombre de mi                madre, papá!                                           (OSCURO SUBITO)                             


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