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Poesia Del crepúsculo y los decapitados (Indice)

por Daniel Mir (Febrero, 1996)


DEL DESLAVE MARINO (1995)

INSTANTES

Desde la gota por su cauce y la estrella que refleja.
Desde el polvo que va dejando siempre el surco
recupero tu forma y tu invención,
y te delato como punto de la historia,
y te cuestiono, muda, por mí mismo,
y te suplico no te vuelvas tan volátil
que te dejes arrastrar por el destino.

Quiero hallarte cuando el Sol dé su última hora,
para ahogarnos en la quietud de nuestras vidas.


MARES I

El sordo borboteo en la arena
los grandes parloteos en la espuma
el leve retornar de un aliento,
que ­siempre cierto­ hoy se olvida.
palabras encalladas de recuerdos
tú te sabes, no conoces los lamentos,
hoy te cimbras en las luces que se extinguen.
La ola llega y nos lleva mar adentro
­no hay confines, no hay espera, todo se halla a su punto­.
Coincidencia de un instante en el instante,
empalmadas estas dunas en desiertos,
y tu sed se prolonga mar adentro
y tus sueños se condensan con las sales
y tu aroma sueña a brisa, verde azul o negro suave,
todo espera a que llegue este nunca,
tan sublime que se atora con el tiempo
­¡Oh!, lo, tro, po co honor escogido, moribundo­.
Lento escarba en las aguas y no pesa
en la sal pequeña de las horas, brilla poco
se transforma, lento cae.


MARES II

Camino, paladeas, es salado.
A las doce el Sol nos hace en uno
y las olas piden un silencio.
De las crestas se ocasiona el deslave
y es tu cuerpo frente al mío, se hace sombra.
Los pelícanos o albatros se entretienen
junto al fuego tan cercano, se hace al agua,
se bifurca una estela, paraíso
y caemos hondamente en intemperie;
sólo el viento nos derrumba, precipicio,
juguetea entrebrazos con las piernas
el Sol cubre como ocaso el instante
y el instante va consigo en las olas,
regresando en escarceo, en resacas.


NUEVOS VIENTOS

La gran ventisca nocturna llega,
arroja los maullidos de sosiego,
levanta de los sueños maravillas
­deformación del día
que llega a la imagen pura­.
Entre sueños divertidos fantasean
dos reflejos que entre ellos se resisten,
peleando delicados los contornos
que esperan nuevo viento que los una.


MARES III

Se ve ya el crepúsculo a lo lejos.
Se ve el mar en su vaivén tranquilo,
se ve un torpe albatros que al silencio desafía
y nada cambia en el Sol que es vespertino
De ésta y las tardes,
de este verano, de este instante
y está sufrido el calor en las palmeras
y todo está en estos granos de la arena
y va la ola, no regresa
en la resaca que es recuerdo,
ya que la ola no tiene que ver con su suspiro.
En este Sol que nos depara luego muerte,
en la resaca de los restos revividos
en la que queda solo un anhelo.
Dentro del mar, el que nos traga.


AGUAS

Se abastece el lenguaje en tormentas y penumbras.
Se adelanta la memoria.
En caídas cae el viento, no delata,
solamente se aparece un tormento,
silencioso levantando suavidades en las sombras.
Y se espera rezagar lo imperturbable,
que entre rayos mantenemos sin ventaja
y se moja pronto el viento en que te hallo.


OLAS

Qué solo estar aquí, en este mundo,
creyendo encontrar la envergadura de un instante a otro instante,
de un recuerdo a la vida,

y que suelo encontrar luego el camino y te apresuro
porque eres grande y la sed sacia nuestra calma,
nos hace deambular por el deseo,
nos da la vida del que espera
­lúdico ojo que sabe asombrarse y lo alumbras­
Nos da la vida como espera,
incrédulos ante el ahora del momento,
te hace ceniza que es tu karma, y resucita,
y nada pasa, te conviertes, nada pasa,
porque de las horas ves el centro y las rodeas,
ahora recuerdo, ahora te vivo,
y te has perdido en el tiempo y lo subyugas.
Mañana estoy recordando este poema
que no es poema sino vana profecía
de lo que hiciste, de te conozco y te espero,
y somos sólo invento de lo que fuimos.


AGUAS LENTAS

I

Y empiezan a surcar los nuevos vientos.
Inquietos rompen hoy la calma que nos cerca,
exigen cierta luz que haga olvidarte.

Mil vientos han chocado en tu nombre,
disueltos ya en las horas, conforman nuevos mares,
ahorcan intemperies
y crean los barrotes del sosiego.
Tremendos torbellinos y arenales
dan la pauta que extingues con tu paso.
En viajes por un aire invocado
te bifurcas al final de mi universo,
te ensordeces,
ya atrapada y ya tibia
nada buscas, o quemas, ya no tiemblas.

II

Solo el galope marino, gime y salta, se consume.
Busca al tiempo sumergido y no se halla.
Ronronea los pasados que lo funden.
No nos halla, escondidos en promesas,
en los rayos ­advertencias cuando ciegos,
despertando lentamente en el día­,
intentando descubrir sólo el momento
de la brisa que ante el mar ya no se siente,
que se encalla en los cuerpos moribundos
intentando descubrir lo que albergaron.


DE AGUAS

Y si fuera poco el sentido
para buscar siempre arenales
que no mantienes;
levanto el brazo en hormigueos,
luego, ya exhausto, busco tu forma...
­juegos de viento, juega el vacío­
no está en los prados;
deja murmullos
­vano suspiro del que no espera­.
Loco vacío el que no existe
y se completa en cada hora
y se entretiene luego en las naves,
que ya encalladas dejan su borda.
Sea del tiempo lo encontrado
que hoy te rehace.


TRAZOS

I

Vivir un momento el mar por avanzarlo,
hallar en su bifurcación ocasos.
Creerte siempre mía, y sin embargo
las estalactitas caen en la sombra
y se busca en falso su principio.
Será si acaso algún milagro
hacer seguir del dos el uno de antes,
hacer brotar en sombras la penumbra,
buscar entre las olas la resaca
y sin embargo ésas son las aves,
que viajan sin seguro de equipaje,
que van al mar portátil y lo cortan,
que buscan en las sales otras aves.
La lumbre que avanza al horizonte,
abarca ya tu ausencia y te hace sombra,
suspende ya el tiempo, lo consume,
nos halla enramados y nos quema.
Y el acaso, el más lejano,
nos halla sumergidos en las llamas
nos crea y petrifica con sus sales,
nos deja ya volar
en leve circular de un momento,
cayendo suavemente al remolino.

II

Te acercas a la llama
y te toca,
recorres su pureza,
eres ahora lucero que en ella tintinea,
brillante brisa de humo que te traga,
rosada nube de hierro que fundida se aparea.
Ya reclama el sentido abandonado,
solicita el vaivén que tú exiliaste
se rehace en la forma de tu muslo
en que ciega por la lluvia te guareces.
Brisa muda entre sombras que no tocas,
por ser sólo beneficio del recuerdo,
por rociar entre penumbras los sentidos,
quedas sola manoseada por los cuerpos
y hasta hoy grandes cifras te rodean
grandes, emblemáticos, dos, engrandecido y uno
completado por la carga de las luces que ante todo favorece al amante
escondiendo su figura en lo profundo
y calculando a la aritmética en magia
pues rescata la unidad de lo binario,
cosechando las preguntas a la sombra.

III

Increíble se avecina el deslave
entre grandes beneficios, que el Sol, oculto,
destellante, nos prohibe.
Así cae la media luna entre las olas
y da en dunas media luz y media sombra,
medio cuerpo completado por momentos,
medio todo dividido por los sexos.
Las trincheras de sentidos se derrumban,
ante el mar que muy grande es desierto,
de brillantes perpetrados por sequías
como brazos enmohecidos por la calma,
como cuerpos desgastados por desuso.
En las noches verdadero es el deslave
que en mañanas se convierte sólo en sueño,
sólo idea fija y deseo,
imposible fantasía que se pierde.


MARES IV

I

Mar, escapa no existe
colabora a menudo en alborotos
no se esparce cuando queda en los cuerpos
se contrae lentamente y es esperanza
entre estelas silban sexos, maravillas
rompe el hijo la paz con su caída
hace el soplo en horizontes que se buscan.

II

Y los cristales han quebrado la perspectiva
anuncian sólo la certidumbre de mi esperanza
inquietan luego a esa llama que cae desde alto
y que previene que mil suspiros le sobrevivan.


PRECIPICIO

Los vientos han llegado a cordillera
pronta y firme, fiera, valle
que te escampa en el suspiro;
la peinas en tus voces
­círculos de ida a la locura­;
me ruega, pergamino, un suceso
en que creo hoy buscarte,
en que sé surcar como la estela
sobre tus muslos y cabello destrozado,
perseguida a la imagen, luego al sueño:
te busco aún en rastros no en el viento
que llevó a la mar discreta a las orillas,
luego a ecos trasparentes he burlado
pretendían sorprender la virtud de los atlantes,
ahora están sólo encallados al silencio,
ahora la erosión del recuerdo expira en la forma.


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